En el mundo de la cosmética capilar podemos encontrar infinidad de mitos, que durante mucho tiempo hemos estado escuchando. Por suerte, la ciencia nos permite desmentir todos aquellos que no son reales, y aprendemos a entender qué es el cabello y cómo cuidarlo correctamente.
Uno de estos mitos que hace años que escuchamos es que es necesario cambiar de shampoo cada 3 meses, para evitar que el cabello se acostumbre al cosmético y dejemos de obtener sus beneficios. Pero la realidad es que no existe ninguna evidencia científica que demuestre que el cabello se acostumbre al uso extenso de un producto.
Partimos de la base de que el cabello no es un organismo vivo, y por lo tanto, no puede hacerse inmune a la aplicación prolongada de un champú. De hecho, la aplicación prolongada de una línea de productos adaptada a nuestro cabello consigue que sus efectos se acumulen con el paso del tiempo.
Si después de unos meses de aplicación, tu cabello pierde esa magia del principio, puede ser por diversos motivos:
- Tal vez te has acostumbrado a notar los efectos del shampoo y ya no te llaman tanto la atención sus beneficios.
- El uso prolongado de productos de acabado pueden ir dejando residuos en el cabello que no conseguimos eliminar con shampoos sin sulfatos. En estos casos necesitamos realizar una limpieza profunda de vez en cuando, ya que estos residuos minimizan el efecto de los shampoos.
- Que gracias al shampoo se solucione un problema específico, como por ejemplo, la hidratación. Si tenemos el cabello muy seco y apostamos por una limpieza extra hidratante, después de un tiempo de utilización podemos notar que no obtenemos los mismos resultados que al principio. Eso se debe a que hemos solucionado el problema principal y por eso no percibimos los mismos beneficios, pero el shampoo no ha dejado de hacer efecto.