Amiga, ¿has oído hablar alguna vez de los tensioactivos o surfactantes? Estamos seguras de que sí, y es que el tema de los sulfatos es treding topic, por eso hoy te contamos todo lo que debes saber sobre esta familia de ingredientes tan conocidos que tienen un papel súper importante en los productos de cuidado capilar, y son clave para lucir pelazo.
Vamos al lío, ¿qué es un tensiactivo? Es una sustancia química con una parte hidrófila (su crush es el agua) y otra hidrófoba (hace match con los aceites y las grasas), que reduce la tensión superficial de una solución, y que tiene función tanto detergente y de limpieza, como de emulsionar y generar espuma, e incluso como acondicionante del cabello.
Clasificación de los tensioactivos
Los tensioactivos son una familia (casi) tan grande como la de las Kardashian y se clasifican en cuatro grupos:
- Tensioactivos aniónicos: a este team pertenecen los archiconocidos sulfatos (Sodium Lauryl Sulfate y Sodium Laureth Sulfate), y se trata de surfactantes con carga negativa, que tienen una gran afinidad por la suciedad, residuos cosméticos y la grasa, los cuales tienen carga positiva. Por eso tienen un gran poder detergente y de limpieza, además de generar mucha espuma. Ahora bien, algunos sulfatos pueden hacer que el pH sea más alto aumentando la carga aniónica del cabello, favoreciendo el frizz, además de no ser una elección top para cueros cabelludos sensibles. Aún así, no todos los que pertenecen a este squad son sulfatos, hay opciones dentro de este grupo mucho más suaves y respetuosas con el cabello, y que funcionan súper bien, como el Disodium Laureth Sulfosuccinate y el Sodium Coco Sulfate.
- Tensioactivos catiónicos: tienen carga positiva, pero una capacidad detergente muy baja, por lo que se suelen utilizar en productos de acondicionamiento capilar. Dentro de este grupo, los más conocidos son el Behentrimonium Methosulfate, Cetrimonium Chloride y Behentrimonium Chloride, presentes en acondicionadores y productos leave-in.
- Tensioactivos anfóteros: como Hannah Montana, tienen lo mejor de los dos mundos, y es que tienen tanto carga positiva como negativa. Se suelen combinar con los tensioactivos aniónicos, para una mayor capacidad espumante y de limpieza, a la vez que tienen una mejor tolerancia cutánea. Los más utilizados son Cocamidopropyl Betaine, Lauryl Betaine y Disodium Cocoamphodiacetate.
- Tensioactivos no iónicos: estos surfactantes no tienen carga electrostática, son los que mejor se toleran, y no producen prácticamente espuma. Y amiga, aunque no lo creas, aunque no sean grandes espumantes, tienen un poder de limpieza bastante guay, y funcionan genial como emulsionantes y humectantes (se utilizan más en skincare). A este grupo pertenecen el Lauryl Glucoside, Decyl Glucoside, Coco Glucoside y Cetearyl Glucoside.
Baby, nuestros champús contienen un mix de tensioactivos aniónicos suaves (Disodium Laureth Sulfosuccinate) y tensioactivos anfóteros (Cocamidopropyl Betaine), para tener un poder limpiador de lo más guay, además de la mejor tolerancia cutánea, mientras que nuestros acondicionadores y masks favs están formulados con tensioactivos catiónicos que minimizan la electricidad estática, el frizz y la rotura de la fibra capilar.
Bestie, ahora ya lo sabes: NO todos los tensioactivos son sulfatos, y, obviamente, los sulfatos no son malos ni tóxicos.